Combustión de cuerpos que arden hipnóticos en un ritual añoso. El roce histérico trenza la humedad que brota hirviendo, y se altera el aire y se conjugan perfectos movimientos.
Desvanece el tiempo tanto desenfreno
Desordena rutinas tanto exceso.
Maldito destino que redujo la pasión sólo a ese momento, oscuro, denso y el monte Lamos como único testigo de esa confusión de cuerpos.