miércoles, 9 de septiembre de 2009

ALGUNAS DE LAS PROBLEMATICAS DE LA ESCUELA HOY





Para poder entender la situación por la que está transitando hoy el sistema educativo, hay que partir explicando cuales eran las bases en las que se sostenía dicho sistema.
Fueron los ideales de la Modernidad los que le dieron sentido y enraizó su modo de existencia. La escuela moderna fue la encargada de corporizar, transmitir, generalizar ideas como el progreso a través de la razón y la ciencia, de un sujeto autónomo, libre y universal, de la ampliación del espacio público por medio de la ciudadanía, de la emancipación y la liberación política y social. La escuela institucionalizada, fue sin discusión alguna el pilar que sostuvo el proyecto de la Modernidad.
Y es por esto, que se ha convertido en el blanco del cuestionamiento, por un lado, posmodernista y pos-estructuralista que ataca la idea, de las narrativas maestras de razón y progreso, de que exista un sujeto esencial, centrado y unitario. Y por otro del neoliberalismo, que desmantela el sentido común de educación pública, corriéndola de este lugar hacia un espacio privado de consumo y de la selección.
La Modernidad hizo una promesa educativa que no pudo llevar a cabo y fue la del acceso universal, de igual tratamiento y de no discriminación. Existía la posibilidad de ser cumplida. Pero la irrupción de la “nueva” derecha y sus ideales mercantilistas necesitaron cambiar las reglas de juego.

Veamos con más detenimiento la crítica posmodernista a las GRANDES NARRATIVAS postuladas por la Modernidad. Estas nacieron del deseo de explicar un mundo que se percibía complejo y de su vida social. La idea era que ordenen, clasifiquen y controlen la organización y la interacción social. Pero en esta voluntad de PODER y CONTROL contribuyeron a oprimir, suprimir y excluir. De esta manera quedaron afuera del dominio epistemológico, para entrar en el juego de la política y el poder. Con esto se destruyó la soberanía y la centralidad del sujeto moderno.
La educación moderna tenía como tarea moldear un sujeto autónomo, independiente, emancipado, con conciencia unitaria, no dividida, ni fragmentada. Al no poder cumplir con estos presupuestos no se puede hablar de un sujeto moderno. Consecuentemente al no haber un sujeto moderno, no hay educación moderna.

Pero lo que no hay que perder de vista, es que este sujeto es una construcción social e histórica contingente. Hay dispositivos discursivos y lingüísticos carentes de inocencia que ayudaron a construirlo. No es un ser natural sino edificado. La evaluación del sujeto moderno como una construcción discursiva demuestra el dislocamiento central efectuado por el posmodernismo y el pos-estructuralismo: del paradigma de la conciencia al paradigma del lenguaje.
Es aquí que el concepto de discurso de Foucault nos sirve para aclarar el protagonismo del LENGUAJE. Foucault entiende al lenguaje como un elemento de construcción de la realidad y cómplice del poder. Con esto la noción de verdad, entendida como algo natural y preexistente, también queda bajo la lupa.
El autor en su lugar propone hablar de “efectos de verdad” realizados por el lenguaje y por el discurso. O sea que el sujeto y la subjetividad (modo de ser social) son efectos de operaciones discursivas. Sujeto y subjetividad son construidos desde los discursos del poder. No existe una desvinculación de este “sujeto autónomo” con el poder. El poder fabrica los sujetos que necesita. Y para ello se vale del saber, porque para poder gobernar es preciso conocer. Y es acá donde las ciencias humanas dicen presente quedando como cómplices del poder. No es una locura entonces pensar que, en este juego de poder y saber el proyecto educacional moderno es una pieza clave por ser el que encarna en forma más representativa las narrativas universales. El saber estaría cumpliendo una doble función conocer y construir a favor de.

Otra crítica pos-moderna y pos-estructuralista es la del CARÁCTER DISCIPLINAR de la organización moderna del saber y del conocimiento. Foucault señala que la disciplinarización de saber (en el sentido epistemológico, de organización y división del trabajo) esta emparentada con la disciplinarización de la sociedad (en el sentido político, de gobierno y control). Saber y poder entonces, están entrelazados. La educación institucionalizada es disciplinaria por excelencia. Y como es considerada la abanderada de las instituciones modernas es la más agredida desde todos los frentes.

El proyecto neoliberal no parece tener intenciones de rescatar a la educación pública. Ya que propone reformar lo social y lo político de acuerdo a los intereses de los grandes capitales, que sólo están interesados por la acumulación de capital y la taza de lucro en un escenario de extrema competitividad y de crisis de productividad.
Ante este panorama la solución más rápida pareció ser el RECORTE DE LOS GASTOS SOCIALES. Desregulación, privatización, desestatización son palabras que emergieron en este contexto.
La educación es sin duda la víctima mas afectada, porque parece que su expansión constante ha sido la fuente de la crisis fiscal del Estado. Y además como es considerada la productora de identidades es a la primera que se la afecta ante un cambio de proyecto político y social.
Este cambio resulta ser un pasaje de educación pública a educación privada ya no controlada por el Estado sino por la gerencia de las empresas privadas y orientadas directamente a las necesidades y exigencia de mano de obra de estas empresas capitalistas. Lo que el neoliberalismo hace es despolitizar el proyecto educativo moderno. También lo ataca desde la negatividad, o sea lo describe como un proyecto catastrófico.
El neoliberalismo implica una NUEVA RACIONALIDAD, entendida como un complejo de justificaciones que sustentan una determinada actividad social. Y esto se logra con la utilización eficaz de dispositivos lingüísticos. Se instaura un sistema lingüístico que gira en torno de palabras, conceptos y expresiones que dan sentido a esta nueva racionalidad. El neoliberalismo necesita producir nuevos sujetos y nuevas identidades.
Hace desaparecer al sujeto humanista de la educación moderna para convertirlo en un consumidor competitivo. La educación deja así de ser un derecho y se transforma en un bien de consumo. El objetivo educacional queda fuera de foco en este contexto en el que se premia la eficiencia y la productividad. El proyecto educacional moderno es colonizado por el imperialismo de la gerencia. En el que se premia al Expert y no al Intelectual.
En el proyecto educacional moderno la escuela era considerada como un espacio separado de la producción. El vínculo con la economía y la producción existían pero indirectamente. En cambio, con el neoliberalismo la educación está supeditada a las necesidades del capital de manera visible y explícita. La currícula educacional debe ser moldeada de acuerdo a la necesidad de mano de obra.

Ante este panorama La pregunta sería qué hacer con el proyecto educativo que no ha dejado de estar atravesado y afectado por relaciones de poder. La perspectiva estructuralista formula que son inevitables estas relaciones de poder y su dependencia de las prácticas discursivas, porque NO existe esa situación de no poder, ni tampoco su superación dialéctica. Los arreglos de poder entonces, deben ser combatidos por lo que son, arreglos de poder. Al neoliberalismo se le deben juzgar los efectos discursivos y los efectos de poder. Establecen nuevas y renovadas jerarquías, instituyen nuevas y renovadas autoridades, amplían viejas exclusiones y crean nuevas, extienden y amplían privilegios de algunos grupos y suprimen los derechos de otros.
A modo de conclusión los proyectos educacionales pueden ser continuamente dislocados, contestados por sus efectos de poder. Esta puede ser la tarea de una teoría crítica de la educación, la contestación y el cuestionamiento constante.


Uno de estos cuestionamientos puede estar enmarcado dentro del problema de TRANSMISIÓN. La noción de transmisión por un lado apunta a la relación entre adulto y niños/jóvenes, a la idea moderna de que son los adultos los encargados de transmitir cultura a los niños/jóvenes. Y surge como un problema en un momento en que entre las generaciones hay incertidumbre sobre los vínculos, los valores, los saberes a transmitir.
También tiene que ver con los problemas de las formas de filiación generacional. Esto quiere decir que tiene que haber un reconocimiento de la posición de los sujetos en el orden de las generaciones y de los contenidos de la transmisión. Es la idea que del pasado se transmite.
Esta filiación se encuentra amenazada hoy en día por:
• la descalificación del sistema educativo heredado de la dictadura militar.
• La reforma estructural en la década del 90.
• Deterioro del espacio público de la educación. (material y simbólico)

A partir de esto es que algunos hablan de INVERSIÓN DE LUGARES, una idea que rompe la filiación. Hay una nueva generación globalizada, mediatizada e informatizada que cuestiona tradiciones, fundamentos de autoridad y universos culturales. Cambia la idea de autoridad que intervenía en la construcción de la distancia generacional.

Volviendo al concepto de transmisión y para tratar de entenderlo podemos recurrir a René Kaes que dice que, una transmisión es siempre un proceso que se realiza en la duración, supone una inscripción temporal, un transporte en el tiempo. Y la educación fue el soporte privilegiado para la transmisión de cultura, para la construcción de una memoria, sobre todo la nacional.
Para aclarar que sucede hoy en día contrapone a la idea de transmisión con la de comunicación, que implicaría un transporte en el espacio y no en el tiempo. Hobsbawm señala que la tensión entre tiempo real y virtual, la aceleración de los cambios tecnológicos, la mediatización de la vida social y la inmediatez del presente en el consumo pone en cuestión la relación de la escuela con los horizontes más amplios de la sociedad en su conjunto.
La tarea de las instituciones escolares sería construir un relato que de cuenta de la continuidad en el tiempo, pero también de la discontinuidad de este. Ese que hace de los alumnos distintos de los adultos y lo dificultoso que es para el adulto vivir en este presente. La transmisión hay que pensarla desde las viejas y nuevas experiencias del tiempo, entre la escuela y el cibercafé, entre el sistema de educación pública y la calle como espacio público, entre las experiencias formativas incidentales y el consumo televisivo en la vida privada. O sea, reconocer las formas de socialización contemporáneas a las de socialización escolar. Sin perder de vista los interrogantes y problematización de uno y otro. Qué recuperar del pasado y como tramarlo en la red social del presente, por ejemplo ó cómo construir un espacio educativo que sea escenario para modular una experiencia común de distintas generaciones.
En Argentina la educación es un espacio de emergencia de conflictos que encuadra a distintos tiempos históricos de la educación y a la relación entre la educación y el desarrollo económico. Además de la transformación estructural que sufrió. Esto tuvo efectos que redundan en realidades educativas cada vez más segmentadas y desiguales, que también afectó la conformación de las identidades de profesores y alumnos que ya no pueden entenderse desde el modelo homogéneo.
Estas desigualdades hacen difícil pensar el papel de la educación como la productora de una identidad cultural común. Una pregunta que no hay que dejar de hacerse es ¿cómo encarar desde una política universal procesos educativos con metas comunes?
Se suman las problemáticas, realidades segmentadas, corte de la filiación generacional, un proyecto neoliberal que aparto a la educación de la pedagogía y la arrimó a los interese de empresarios capitalistas, proyectos de distintos momentos históricos y sujetos de distintos momentos históricos, pre y postdictatoriales.
Pero hay que partir pensando que siempre hay un corte. Las generaciones se constituyen con identidades propias, en donde la discontinuidad hace historia. En el hecho, en el lenguaje los jóvenes marcan las fronteras de su tiempo histórico y muestran la caducidad del otro y de la manera de transmitir. Pero el espacio intergeneracional debe pensarse hoy como un trabajo de reconocimiento de esas diferencias y de sus problemas.
Cada cultura es ante todo una experiencia de tiempo y no es posible una nueva cultura sin una modificación de esa experiencia. Experiencia que deberá ser transmitida por cada generación ya que no es heredada. Esta generación producirá una escritura propia, un proyecto, una tarea que será una reescritura pero también una creación singular.
Ello invita a una renuncia a la omnipotencia del educador, de la generación adulta, a la creencia de que la transmisión predetermina, construye destino. En todo caso el éxito de la transmisión educativa consiste en crear condiciones para que los jóvenes se animen a encarar esa labor, con voz propia.


Mapeo de autores

TADEU DA SILVA, Tomaz (1995): “el proyecto educacional moderno ¿identidad terminal? Revista propuesta educativa Nº 13. Buenos Aires Ed. Miño y Dávila.
CARLI, SANDRA (2006): “Los dilemas de la transmisión en el marco de la alteración de las diferencias intergeneracionales”. Clase preparada para el diploma superior en Gestión Educativa (virtual) de FLACSO.

1 comentario:

  1. Soooqeee' me da Floojeera leerlo!! Puuuf pongan algo mas corto no creen???

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