jueves, 10 de septiembre de 2009

CORRIDAS



Me cansé de andar por medio de estos pasajes sin salidas buscándote, y sin consuelo, maldecí a la Parca que despiadada hilaba el desencuentro. Pero justo cuando la oscuridad se volvió densa, me reflejé en tus ojos. La piedad de Clotos!- pensé yo.

Decidida me aventuré al encuentro. Un escalofrío zumbo en mi piel, te hiciste viento, pasaste ráfaga, y te perdí. Frenética y ansiosa, insistí… ¡es que tus ojos!

Fiera esperaste y a duelo me retaste. Pero no hay vencidas en la casa de Asterión, somos carne virgen, delicioso manjar, doncellas tributo de un hambre voraz.

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